Una
propuesta que opera bajo los dictados de la apreciaciĂłn y el goce
estético. Un derrotero que, para la artista, se definió con precisión
desde el primer contacto.
La
instalaciĂłn se constituye a partir de retazos. Fragmentos de lienzos
que nunca alcanzaron autonomĂa, tejidos en un limbo afectivo, encuentran
por fin su lugar en Kosmos. Al igual que las lianas conectan el bosque y
facilitan el tránsito de las criaturas, estas trenzas ensamblan afectos
impregnados en la materia, haciendo tangible un diálogo entre presencia
y amistad.
Fiel a su
práctica, la artista no persigue la representación literal del sitio,
sino la transmisiĂłn de una memoria gestual, el registro de aquello que
captura su ojo.